Calder, Alexander
Alexander Calder es el autor de la renombrada obra móvil, conocida como la representación icónica de la escultura del siglo XX. El artista nació en el estado de Filadelfia, Estados Unidos en 1898. Durante su infancia y adolescencia nunca expresó vocación por el arte, enfocándose en vez en la ingeniería mecánica. No fue hasta su traslado a Nueva York en 1923, que decidió matricularse en la Art Students League. Cinco años después, celebró su primera exposición individual en la Wehya Gallery, dónde mostró dibujos y pinturas de animales. Un año más tarde, en 1926, se mudó al epicentro artístico de la época, París.
En la ciudad del Sena, se adentró por primera vez en la escultura de alambre, creando escenas de circos a los que llamaba, Cirque Calder. Sin embargo, en 1931 tras visitar el estudio de Piet Mondrian, empezó a investigar las posibilidades materiales de la abstracción a través de sus esculturas alámbricas. En 1932, Calder presentó su primer móvil, nombre bautizado por Marcel Duchamp, a la vez que se incorporó al movimiento Abstraction-Création, junto a Mondrian, Jean Helion, Jean Arp y Antoine Pevsner.
Durante su estancia en París, participó en diversas muestras, incluida la Exposición Internacional de 1937, en la cual compartió escenario con los nombres más destacados del panorama artístico del siglo XX. Gracias a su estrecha amistad con Joan Miró, Calder tuvo la oportunidad de realizar frecuentes visitas a Barcelona y Mallorca, además de presentar su obra al Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes.
Tras pasar 14 años en la capital francesa, volvió a Nueva York en 1940, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1976. Al regresar a su país natal con un reconocimiento artístico consolidado, desencadenó una oleada de exposiciones dedicades a su obra, la más reconocida siendo la del MOMA en 1943.
Posteriormente, en 1952, fue galardonado con el Premio Internacional de Escultura en la Bienal de Venecia, mientras que Nueva York y Chicago instalaron sus obras en el Lincoln Center y la Plaza Federal.
Los móviles del artista norteamericano fueron revolucionarios en la época, ya que presentaban la escultura, tradicionalmente vista como estática y pesada, como ligera, móvil, y versátil. Tomaban diferentes perspectivas dependiendo de la luz y el aire del sitio donde vivían, además de estar adornadas con formas abstractas coloridas. Para el artista sus móviles pretendían dar vida y movimiento a los lienzos de Mondrian. Sin embargo, Calder también ilustró estas figuras abstractas en forma de pintura y dibujos. Éstas pueden interpretarse como estudios escultóricos, aunque también nos invitan a reflexionar sobre como el material puede alterar nuestra percepción y comprensión de las mismas.
Hoy en día, las obras de Calder rompen récords en subastas, mientras que forman parte de las exposiciones internacionales más destacadas y colecciones más exclusivas del mundo.