Vicente, Esteban
Esteban Vicente, conocido como uno de los pioneros del expresionismo abstracto, nació en 1903 en Turégano, Segovia. En 1919, se trasladó a Madrid para estudiar escultura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, sin embargo, pronto decidió dedicarse a la pintura por completo. Durante su estancia en Madrid estableció amistades duraderas con escritores y artistas, como Federico García Lorca, Jiménez Rafael Alberty, Luis Buñuel, Francisco Bores o Wladislaw Jahl, quienes ejercieron una profunda influencia en su forma de pensar. La revista literaria, “Verso y Prosa y Mediodía”, publicó sus primeros dibujos.
Tras una década en la capital española, se mudó a París donde descubrió la obra de Picasso, Dufy y Marx Ernst, y donde tuvo la oportunidad de conocer a Michael Sonnabed, su futuro marchante en Nueva York. Allí, adquirió conocimientos fundamentales sobre el equilibrio en la composición, habilidad que se reflejó en las obras que exhibió durante ese periodo en varias galerías madrileñas y barcelonesas. Su estancia en París fue un momento primordial para el artista, ya que empezó a denominar el carácter artístico que desarrollaría los próximos años en la ciudad de Nueva York.
Después de una breve pausa para defender la República, en 1936 dejó atrás Europa para establecerse en la gran manzana. Su inmersión en la nueva ciudad fue fácil y exitosa, teniendo su primera exposición un año después de instalarse. Vicente se incorporó al expresionismo abstracto, estilo que predominaba en la gran ciudad norteamericana durante la época. Consiguió rápidamente formar parte de este admirable e impactante movimiento artístico junto a Rothko, de Kooning, Pollock, Kline y Newman. Poco después, su obra se transformó en una amalgama de variaciones cromáticas, que se desplegaban sobre formas sutilmente geométricas.
En 1950, el artista fue seleccionado para mostrar su obra en dos de las exposiciones más prominentes de ese año en Nueva York: “New Talents”, en Kootz Gallery, organizada por el crítico de arte Celement Greenberg y el historiador de arte Meyer Schapiro, y “9th Street”. Adicionalmente, su destacada aparición en el influyente ensayo “Abstract Painting: Background and American Phase” de Thomas b. Hess, lo identificó como un exponente del expresionismo lírico, al lado de figuras como Philip Guston o William Baziotes.
Durante su carrera artística, Vicente rechazó la expresividad excesiva de la pintura gestual, eligiendo en lugar una pintura basada en el color, la forma y la materia. Esto le permitió experimentar con las variadas interacciones del color y descubrir diversas formas de crear espacio en sus obras. Sus pinceladas eran simultáneamente libres, suaves y fuertes, destacando tanto la textura del lienzo como la potencia de los colores.
Vicente permanece como uno de los principales artistas que marcó la influencia del expresionismo abstracto a nivel internacional. España le otorgó, como reconocimiento artístico, la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1991, mientras que en 1998 la Junta de Castilla y León, le concedió el Premio de las Artes. En el mismo año, el Museo Reina Sofía de Madrid le comisarió una exposición y su región natal, Segovia, abrió las puertas al Museo Esteban Vicente.
Hoy en día, sus obras siguen mostrándose en exposiciones importantes alrededor del mundo y perteneciendo tanto a colecciones públicas y privadas, como en algunos de los museos con más renombre mundial. Entre ellos destacan el Metropolitan Museum of Art, el Museum of Modern Art, el Whitney Museum of American Art, el Guggenheim de Nueva York, la Tate Gallery en Londres o el Museum of Fine Arts en Boston.