Revista
Tendencias del mercado del arte, diciembre 2014.
La infancia es la patria del hombre pero, para Antoni Camarasa, es además su gran fuente inspiradora.
Estas Navidades la Galeria Jordi Pascual presenta
Antoni Camarasa. Hierros, corchos y lienzos, una exposición monográfica dedicada al artista Antoni Camarasa (Santa Linya, La Noguera 1957) para summergirse en un universo creativo marcado por la ironía y la sátira.
¿Cuál es su primer recuerdo memorable con el arte?
Cuando era muy pequeño vi en un calendario, en casa de unos vecinos, una reproducción de una obra de Velázquez. Entonces no sabía quién era el pintor, pero quedé fascinado. Con el tiempo, supe que se trataba del cuadro
La fragua de Vulcano pintado en Roma en 1631.
¿Cómo le ha influido el entorno en el que vivió en su pueblo natal, Santa Linya, con la gran cueva prehistórica, las ermitas, los animales..?
Las vivencias de la infancia suele marcar la vida. Es probable que para un artista estas experiencias sean incluso aún más remarcables. En mi caso, la influencia de mi entorno infantil es muy potente y ha hecho que mi obra beba de mis orígenes. La
Cova gran es un espectáculo de la naturaleza que siempre captó mi atención. Era el lugar al que los pequeños íbamos a merendar y por cuyo interior corríamos libremente. Siempre me han maravillado las ermitas, aisladas y en terrenos abruptos, como la románica de Sant Urbà, del siglo XI, enclavada ante un gran precipicio, que se encuentra en la Sierra de Monclús, en la comarca de la Noguera de Lleida. Esta ermita me inspiró una serie de ermitas imaginadas. En cuanto a los animales, en mi entorno eran muy frecuentes y tuve mucho tiempo para observarlos y convivir con ellos. Eso me permitió sintetizar su esencia de manera plástica.
¿Como nació su interés por el corcho?
Observando un material simple y de desecho, procedente de los tapones de las botellas de vino, se me ocurrió crear unos personajes a partir de un tapón. Empecé a trabajar pequeñas figuras para mi hija y al ver que tenían posibilidades, seguí adelante experimentando, añadiendo cada vez más detalles. Al principio fueron unos personajes muy simples a los que llamé
dormilones. Eran cabezas de personas, con diferentes expresiones, tapados con papel a modo de sábana. Los personajes fueron evolucionando hasta convertirse en figuras con volumen con su
look completo, vestuario, peinados y complementos, presentados en diferentes situaciones. A estos personajes les faltaba un escenario para representar la escena y ése fue el siguiente paso. Más adelante fui integrando algunos personajes de corcho en cuadros.
Algunas de sus obras tienen personajes en un entorno a modo de diorama,¿hay alguna voluntad de narración?
Absolutamente, me gusta que las obras narren historias, como los cuentos que nos contaban de niños. En mis obras de corcho y en mis cuadros no busco tanto lo estético como lo narrativo. ¡Me encantaría que estas obras no fueran mudas! En mi obra escultórica es al revés, mi objetivo es la experimentación estética, investigar formas y volúmenes.
El sentido del humor está muy presente en su obra, ¿cuál es su intención?
El humor es esencial tanto en la vida como en el arte. Me siento satisfecho cuando las personas que contemplan mi obra esbozan una sonrisa y sienten que han pasado un buen rato.
¿Qué relación establece con los objetos encontrados que utiliza en sus obras?
Los objetos representan una parte fundamental de mi quehacer diario. He llegado a recorrer muchos kilómetros para encontrar un pedazo de metal u otro material. Cuando los tengo en mis manos, primero me presento y les cuento mis intenciones y aquí empieza el combate, que puede durar horas, días o incluso años.