Arroyo, Eduardo
Eduardo Arroyo Rodríguez (Madrid, 1937 – Madrid, 2018) fue un pintor, escultor y grabador español de estilo figurativo de contenido político y social.
Cursó estudios primarios y secundarios, antes de ingresar en la Escuela de Periodismo, centro en el que se diplomaría en el año 1957. Con el fin de buscar una atmósfera distinta de la dictadura, en 1958 se exilió a París. Lo hizo con la intención de vivir dedicado al periodismo. Sin embargo, una intensa inmersión en la vida cultural y en la nueva vanguardia parisina e italiana (país al que se desplaza en frecuentes viajes) despiertan en él una antigua vocación por la plástica.
Simultáneamente a la crítica antifranquista, se preocupó por el compromiso del arte y la vanguardia. Creía que el arte de vanguardia, lejos de cambiar las condiciones de vida y el sistema de dominación, se había integrado en el seno de la cultura dominante. Entiende la vanguardia como una prolongación de la moda a la que hay que hacer frente.
En 1960, participa ya en el “Salon de la jeune peinture”. En las primeras exposiciones colectivas de 1961 y 1962, lo hace junto a firmas que hoy son referencia mundial: Francis Bacon, Roberto Matta o Jean Dubuffet.
La exposición más polémica del grupo tuvo lugar en la Tercera Bienal de París, celebrada en el Museo de Arte Moderno, en 1963. El título de la muestra colectiva era “L’Abattoir” (El matadero). Los artistas exhibían su posición contraria al totalitarismo, a la tortura y a toda forma de represión. Arroyo cuelga allí “Los cuatro dictadores”, una sucesión de cuatro personajes con clara alusión a Franco, Salazar, Hitler y Mussolini. El hecho tuvo consecuencias fuertes. El Gobierno español presionó para retirar el cuadro, prohibió su primera exposición en nuestro España (que iba a tener lugar en la galería Biosca) y se le retiró el pasaporte (lo que alargó 15 años más su exilio).
En 1974 viaja a Valencia y allí es detenido debido a su actividad antifranquista y expulsado de España. En 1976, tras el fallecimiento de Franco, regresará a la Península comenzando una nueva etapa artística. Todas estas circunstancias hacen que su obra no sea conocida en España hasta la década de 1980.
A partir de 1976 Arroyo realiza una serie de obras que tratan el exilio, donde reflexiona sobre los exiliados.
Eduardo Arroyo es sobre todo un artista polifacético. Como escritor destacan las obras Panamá Al Brown (1982) y Sardinas en aceite (1990). También ha diseñado escenografías teatrales, como su interpretación de la pieza de Calderón de la Barca “La vida es sueño”.
En 1982 el centro Georges Pompidou, de París, le dedicó una gran exposición retrospectiva y ese mismo año el gobierno español le concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas.
En 2000, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte le concedió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes.