Es una exposición, comisariada por el hijo del artista, Alejandro Nadal, y que se compone de 22 piezas que recorren cuatro décadas del autor (1949-1988). Obras entre las que se encuentran algunas antiguas, como la vista de un parque pintada en bruselas y fechada en 1949, otras interesantes, historiales y bibliografías como Cuenca y sus casas de 1978 que formó parte de la exposición denominada Pintores catalanes en Cuenca en la casa de cultura de Cuenca en 1978 – posteriormente trasladada a Madrid y Barcelona – el espectacular interior Sillones de 1975, catalogado y expuesto por primera vez en Sitges en 1975 y posteriormente en Londres. Estas piezas, entre otras obras, permiten observar la evolución de uno de los pintores españoles más firmemente establecidos y apreciados en el panorama artístico internacional.
La exposición es un reflejo de la evolución del autor a lo largo de los últimos 39 años de su vida, que iluminado en París en los años 40 y atraído por fauvistas, añade una aportación personal a sus postulados, observando como el color se independiza poco a poco del dibujo, llevando a cabo su propia función creativa que deja ver una explosión armónic, decidida y alegre del color.
Revista Subastas del Siglo XXI, versión online, febrero 2012.
La exposición Carlos Nadal 1949-1988: 39 años de fauvismo, compuesta por más de una veintena de coloridas y alegres obras del artista, se expone actualmente y hasta el 30 de abril en la barcelonesa galería Jordi Pascual (C/ Consell de Cent, 317). Los colores intensos y vivrantes, característicos del pintor Carlos Nadal (1917-1998), que se sobreponen a las medidas, perspectivas y la lógica constructiva, que pasan a un segundo plano, protagonizan las obras que componen la muestra.
Es una exposición, comisariada por el hijo del artista, Alejandro Nadal, y que se compone de 22 piezas que recorren cuatro décadas del autor (1949-1988). Obras entre las que se encuentran algunas antiguas, como la vista de un parque pintada en bruselas y fechada en 1949, otras interesantes, historiales y bibliografías como Cuenca y sus casas de 1978 que formó parte de la exposición denominada Pintores catalanes en Cuenca en la casa de cultura de Cuenca en 1978 – posteriormente trasladada a Madrid y Barcelona – el espectacular interior Sillones de 1975, catalogado y expuesto por primera vez en Sitges en 1975 y posteriormente en Londres. Estas piezas, entre otras obras, permiten observar la evolución de uno de los pintores españoles más firmemente establecidos y apreciados en el panorama artístico internacional.
La exposición es un reflejo de la evolución del autor a lo largo de los últimos 39 años de su vida, que iluminado en París en los años 40 y atraído por fauvistas, añade una aportación personal a sus postulados, observando como el color se independiza poco a poco del dibujo, llevando a cabo su propia función creativa que deja ver una explosión armónic, decidida y alegre del color.
Es una exposición, comisariada por el hijo del artista, Alejandro Nadal, y que se compone de 22 piezas que recorren cuatro décadas del autor (1949-1988). Obras entre las que se encuentran algunas antiguas, como la vista de un parque pintada en bruselas y fechada en 1949, otras interesantes, historiales y bibliografías como Cuenca y sus casas de 1978 que formó parte de la exposición denominada Pintores catalanes en Cuenca en la casa de cultura de Cuenca en 1978 – posteriormente trasladada a Madrid y Barcelona – el espectacular interior Sillones de 1975, catalogado y expuesto por primera vez en Sitges en 1975 y posteriormente en Londres. Estas piezas, entre otras obras, permiten observar la evolución de uno de los pintores españoles más firmemente establecidos y apreciados en el panorama artístico internacional.
La exposición es un reflejo de la evolución del autor a lo largo de los últimos 39 años de su vida, que iluminado en París en los años 40 y atraído por fauvistas, añade una aportación personal a sus postulados, observando como el color se independiza poco a poco del dibujo, llevando a cabo su propia función creativa que deja ver una explosión armónic, decidida y alegre del color.
